Óscar
Brenifier, La práctica de la filosofía en la escuela primaria, Valencia,
Diálogo, 2012 (edición original 2007, traducción de Gabriel Arnaiz y Felicidad
Martínez-Pais).
Leer
a fondo las obras de Óscar Brenifier, o mejor aún, participar directamente o
como espectador en alguna de las prácticas filosóficas de este filósofo
francés, que viaja por todo el mundo con su arte de preguntar a cuestas, nos
lleva necesariamente a colmar de sentido el conocido dicho kantiano: “No se
aprende filosofía, sino que se aprende a filosofar”. Su práctica filosófica no
deja indiferente a nadie, cual Sócrates o Diógenes, que de ambos tiene una
parte. Y no es por la dificultad del trabajo que propone, sino por la
radicalidad de su planteamiento y la coherencia de su puesta en acción.
Brenifier no describe casi nunca en qué consiste su trabajo filosófico, sino
que lo muestra y lo exhibe de una manera espectacular. Un estilo
provocador que produce a menudo una remoción dramática en el ánimo del
participante, un cataclismo para las opiniones tenidas o aceptadas sin más y
desconocidas de sí mismas: “Para el cínico la virtud consiste fundamentalmente
en desaprender lo que está mal, y especialmente todo aquello que es producto de
la facilidad, la tradición, la autoridad establecida, la propiedad y la
convención”[1].
Y no siempre es placentero, puesto que muchas veces preferimos no saber,
aunque, paradójicamente, nos esté impidiendo vivir mejor. Pero es necesario,
cuando el filósofo nos lleva a vivir de otra manera, ya que continuamente está
cuestionándonos a nosotros mismos y nuestra propia vida. “La forma en que
Sócrates producía este impacto en sus interlocutores era por medio del
cuestionamiento, incitándoles a descubrir su propia incoherencia e ignorancia,
un proceso que permitía que la persona diera a luz nuevos conceptos: la
mayéutica”[2]. Y para
alcanzar dicho estado hace falta filosofar y no basta saber mucha filosofía.
Saber lo que otros han pensado, a lo máximo que puede llevarnos es a disponer
de variadas opiniones verdaderas —a decir de Platón—, las cuales
utilizas en tu vida como un repertorio de respuestas ya hechas, pero que no nos
conduce a conocernos ni a pensar por nosotros mismos. De ahí que Kant estuviera
tan convencido de que “el alumno no ha de aprender pensamientos, sino aprender
a pensar”, y para ello sólo cabe orientarlo, pero no conducirlo, de manera que
en el futuro esté capacitado para andar por sí mismo. Y sigue diciendo: “El
joven que ha cumplido la instrucción escolar estaba acostumbrado a aprender,
entonces piensa que va a aprender filosofía, lo que es imposible, pues ha de
aprender a filosofar”. Este dicho kantiano, tan citado, está justificado por el
hecho de que la filosofía no es una disciplina como las demás, a las que en un
momento dado puede considerárselas una disciplina acabada. Siempre está por
hacerse. Es imposible aprender la filosofía. Se pueden adquirir
conocimientos de filosofía, pero eso no ayuda por sí solo a ser capaces de
construir pensamiento filosófico propio, ni a acceder de una manera profunda al
pensamiento de otros. Se entiende, así, que únicamente quepa enseñar a
filosofar, si queremos ayudar a pensar. Pues bien, como decíamos, esto mismo es
lo que nos ofrece Brenifier: un enfoque filosófico y unas herramientas
filosóficas afinadas ex profeso para dicha finalidad. La práctica de
la filosofía en la escuela primaria es un texto fundamental para poder
apreciar lo anterior, que ha sido recientemente traducido al castellano por
parte de Gabriel Arnáiz y Felicidad Martínez-Pais. En él se hallan expuestos no
sólo las técnicas para los distintos talleres a través de los cuales se puede
aprender a filosofar, sino también algunos de sus fundamentos, expuestos de una
manera más sistemática que en otras obras del autor. El título es engañoso
puesto que su propuesta de una filosofía práctica se aplica tanto a niños desde
los tres o cuatro años, como a adolescentes que están en la edad de la
enseñanza media. Y no sólo es aplicable en el contexto escolar sino fuera de
él, en la forma de talleres dirigidos a personas de cualquier edad y en otros
contextos sociales o individuales, a través de cafés filosóficos, consultas
filosóficas o, propiamente, talleres de filosofía.
Obras de Óscar Brenifier en castellano:
—El
diálogo en clase, Tenerife, Ediciones Idea, 2005 (edición original 2001,
traducción, prólogo y notas de Gabriel Arnaiz).
—Filosofar
como Sócrates. Introducción a la práctica filosófica, Valencia, Diálogo,
2011 (edición de Gabriel Arnaiz).
—La
práctica de la filosofía en la escuela primaria, Valencia, Diálogo, 2012
(edición original 2007, traducción de Gabriel Arnaiz y Felicidad Martínez-Pais).
—Colección:
Aprendiendo a filosofar, Valencia, Ediciones del laberinto, 2006
(material didáctico para educación secundaria y bachillerato).
—Colección:
SuperPreguntas, Editorial Edebé, 2006 (material didáctico para educación
primaria y secundaria)
Gracias por la información. Me-lo-com-pro.
ResponderEliminarAl final de la lista de sus libros en español tienes los materiales que te dije para trabajar con los más pequeños y ayudarles a pensar su propio pensamiento.
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