Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

jueves, 15 de mayo de 2014

Por qué asistir a un café filosófico

No sé si alguna vez te has tropezado con un cartel que anunciaba un café filosófico. Quizás habías oído algo, que en una cafetería, en una biblioteca o en un centro de enseñanza se organizaba una cosa así, pero no estabas muy seguro de que pudiera interesarte. O más bien, estás pensado en estos momentos: ¿Qué demonios puede ser eso? ¿Qué tendrá que ver el café con la filosofía? Si, además, cuando te acuerdas del bachillerato, la filosofía no te trae muy buenos recuerdos y tampoco el profesor de filosofía sale muy bien parado. Mi intención es tan sencilla como animarte a que asomes tu cabecita por la puerta de un café filosófico y te quedes durante un rato. ¿No andabas buscando buenas experiencias? Muchas veces están tan cerca de ti que pasan desapercibidas.
Comenzaron los cafés filosóficos en una cafetería de la Plaza de la Bastilla de París, allá por 1992. Marc Sautet invitó a los oyentes de un programa de radio y pudo comprobarse en poco tiempo que necesitábamos algo así. Rápidamente se fueron extendiendo por diversos lugares del planeta, llegaron a nuestro país hace algunos años y en ciudades como ValladolidMadrid,BarcelonaGranada o Vélez-Málaga puedes toparte con un café filosófico. No es una tertulia, no es un debate, no es una charla, no hay que prepararse nada, no hay que saber Filosofía, pues allí se va como personas que les interesa la vida que vivimos y están dispuestos a examinarla junto a otros. Allí coincidirás con personas de distintas edades y distinta formación. Todos juntos, animados por un filósofo práctico, e investigando sobre el tema que se ha propuesto ese mismo día para que nadie prepare nada de antemano y pretenda quedar bien delante de los demás. Y por supuesto, se toma café u otra cosa. Y, por supuesto, allí se va a echar un buen rato y pasarlo bien. Muchos de los que van repiten. Tú puedes probar a ver qué tal.
¿Qué nos pasa cuando sucede una crisis? ¿En qué consiste la verdadera amistad? ¿Es realmente tan breve la vida? ¿Para qué estamos aquí? ¿Nuestra libertad tiene límites? ¿Para qué educamos? Si alguna vez te has planteado preguntas como éstas, tienes que saber que se les saca más jugo cuando las compartes y, si no has podido acercarte todavía a una mínima respuesta clara sobre ellas, verás qué diferencia cuando te las planteas junto a otros. Quizás vivimos nuestra vida demasiado a solas. Puede ser que pensemos a menudo que sólo nos pasa a nosotros lo que nos pasa. Yo te digo que no es así, que somos muchos los que sentimos, sufrimos y nos alegramos de la misma manera que tú. Acércate por el café filosófico de tu ciudad, y si no lo encuentras, busca algo semejante. La filosofía no es más que una milenaria modalidad de búsqueda humana de lo que es tu propia vida.

Publicado en Queapredemoshoy

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