Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

jueves, 14 de agosto de 2014

¿Por qué la filosofía no está de moda?

A veces se oye que la gente prefiere no pensar, o se oye que a algunos nos les interesa que la gente piense. Y, a veces, se juntan las dos cosas. Pero es el sistema social en que vive la gente el que los aleja del pensamiento. Las personas, como tú y yo, estamos siempre pensando. No dejamos de pensar. Claro, está el pensamiento mecánico, el pensamiento inconsciente, el pensamiento confuso, el pensamiento obsesivo y está el pensar por pensar. Pero es el pensamiento autónomo, crítico, reflexivo, radical, creativo, iluminador, el que no interesa, al parecer, a algunos. La filosofía no está de moda, pero se va a poner de moda. Pues su materia sigue siendo muy viva: pensar el pensamiento, para ser más conscientes, más libres, vivir con mayor autenticidad, mejor con nosotros mismos y con los demás, para colaborar a que un mundo mejor sea posible. La filosofía siempre ha tratado de eso, ¿no lo sabías? No te culpo.

Dossier de la UNESCO reivindicando la Filosofía
 La misma filosofía académica hace ya mucho que se ha desviado de la propia finalidad filosófica. Se ha olvidado a menudo que la filosofía siempre ha sido un modo de vivir (Pierre Hadot) no un conjunto repleto de abstracciones eruditas para especialistas. Lee los primeros Diálogosde Platón, el Manual de Epicteto o la Carta a Meneceo de Epicuro, o lee a Nietzsche y lo podrás comprobar in situ. Allí, filosofar es vivir. De ahí que desde no hace mucho haya comenzado a reivindicarse que la filosofía es ante todo aprender a filosofar (Kant), que es tanto como aprender a pensar para vivir mejor, que es una actividad, una práctica. El movimiento internacional de Práctica filosófica posee ya un largo recorrido. Y una de sus modalidades —la más popular— es el café filosófico. Pero hay otras maneras de convertir a la filosofía en algo práctico —además del “laboratorio de ideas” propio del filósofo profesional— y cercano a la vida que todos vivimos en un mundo y una época como la nuestra. Aquí tienes un muestrario sucinto:
El diálogo socrático: donde un grupo reducido de personas se reúne durante varias sesiones para indagar juntos, aclararse y hallar la definición de un concepto central en nuestras vidas, a partir de las propias experiencias vividas de los participantes.
 El taller de filosofía: en un contexto algo más escolar, los participantes construyen el pensamiento y el conocimiento por ellos mismos, a través de sus propias preguntas o las del animador de las sesiones. Una revolución en la manera de impartir filosofía, pero apta para cualquier otra disciplina o materia.
 La consulta filosófica: la filosofía recupera su antigua dimensión terapéutica mediante un trabajo de asesoramiento u orientación a personas, grupos, organizaciones o instituciones públicas o privadas. Una nueva profesión liberal que no hay que confundir con el Coaching, pues aquí la filosofía no es instrumentalizada, puesta simplemente al servicio de unos objetivos determinados.
 El café filosófico: la filosofía sale a la plaza pública para ofrecer un espacio de diálogo filosófico a personas de distintas edades e intereses, que coordinan su pensamiento sobre alguna preocupación o inquietud, dirigidos por un filósofo práctico.
La filosofía no está de moda, pero se va a poner de moda.

Publicado en Queaprendemoshoy

domingo, 3 de agosto de 2014

¿Qué se aprende en un café filosófico?

Tertulias hay muchas, debates hay muchos, discusiones también, a veces hasta se dialoga tranquilamente. ¿Qué es lo propio, entonces, de un café filosófico? Allí se va a aprender y no a demostrar lo mucho que se sabe, a escuchar tanto como a hablar, a investigar conjuntamente con otras personas sobre alguna cuestión que nos preocupe o nos motive, a compartir tus experiencias y abrirte a las de los demás, vas a examinar la vida junto a otros y a examinar tu propia vida, vas a conocerte a ti mismo a través de los demás. Habrá discusión y habrá acuerdo, habrá contradicción y síntesis, silencio y algarabía, tiempo para pensar y reflexión sobre el pensamiento, te costará un poco arrancarte del sofá de tu casa o del teléfono móvil, pero luego verás que ha merecido la pena y que has pasado un buen rato. No se va a otra cosa. De lo contrario, ni el propio moderador del encuentro se apuntaría. Él garantiza el método, la forma filosófica, el contenido lo pones tú.
Marc Sautet, iniciador de los Cafés Filosóficos
No hay una sola manera de organizar un café filosófico. Yo te propongo ésta. Y no es tan difícil de llevar a cabo. Primero, mira a ver si tú deseas disponer de un momento especial de la semana en el que plantearte junto a otros aquello que no tienes ocasión a menudo. Luego, busca un lugar público en el que la vibración de la palabra pueda transmitirse sin dificultad, un lugar abrigado de trasiego y ruidos. Es importante que sigáis un orden en la discusión y un mínimo formalismo, sin arruinar la espontaneidad y la novedad que vaya surgiendo. Rompe el hielo haciendo que los participantes se presenten unos a otros con ocasión de alguna pregunta de autoexamen. Tomad la discusión como una investigación cooperativa sobre la pregunta que os habéis hecho sobre el tema elegido por votaciónEstad atentos a las contradicciones de lo que se dice, evitad los cambios de tema, las repeticiones de lo mismo y sobre todo, no dejéis pasar las buenas ideas que aparezcan, además de ir haciendo pequeñas recapitulaciones de lo hallado.
¿Para qué te puede servir a ti asistir a un café filosófico? ¿Qué puede aportar una cosa así en un mundo como el de hoy? Vuelve a leer lo anterior, tu propia respuesta está delante de ti. ¿Te parece que abunda algo así? Si estás acostumbrado a ello, sin duda no te hace falta. Pero somos muchos los que lo echamos de menos. Ni lo vemos en la Televisión (sólo espectáculo y apariencia), ni lo vemos en el Parlamento (sólo acusación y diálogo de sordos). A veces, lo notamos algo mientras esperamos en una cola, que hablamos de cómo va el mundo, en un velatorio, que hablamos de la vida y la muerte, o después de salir del cine, que hablamos de nosotros mismos. Pero ahora tienes un café filosófico para asistir y poder realizarlo de una manera consciente e intencionada.

Publicado en Queaprendemos hoy