Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

sábado, 7 de enero de 2017

Sobre la obligación de ser feliz

Café Filosófico en Vélez-Málaga 8.3
16 de diciembre de 2016, Cafetería Bentomiz, 17:30 horas.



  

Las fiestas navideñas que se avecinaban eran, sin duda, muy propicias para sentir la presión social de tener que ser feliz. Con los amigos, con la familia, en las fiestas, con la televisión, en las celebraciones… con la mitología del espíritu de la navidad. ¿Has notado esta presión alguna vez? Seguro que sí. Y resulta bastante absurdo, ¿no es cierto? Pero te ocurre. No sé si lo quieres admitir. Los integrantes del café filosófico de diciembre también tuvieron algunos reparos al principio. Pero después de una suave reflexión conjunta con el resto de participantes, la madurez que fue aflorando les llevó a admitir como lo más natural del mundo aquello que sentían, esa presión social de tener que ser felices, porque así lo requiere la situación o el momento y no porque yo lo reconozca como propio. Sino algo ajeno a mí. De hecho, fueron fluctuando entre el interior y el exterior. Primero, sintieron que la felicidad es algo tuyo, interno a ti; luego, notaron la fuerza de lo externo: “¡Hay que ser felices!”. (En una sociedad de la apariencia, del compromiso falso, del consumo ciego, los regalos interesados o hipotecados y las sorpresas previstas, no es tan difícil). Y al final del clarificador y tranquilo diálogo filosófico acondicionaron un espacio cómodo en nuestra fortaleza interior. El mejor sitio para hacer frente a la hipocresía del juego social. El único lugar en que nos sentimos libres realmente. Porque en el fondo, fue de esto, de la libertad, de lo que hablaron los protagonistas de este café filosófico. Y con esta inquietud dio comienzo.