Marc Sautet au Café des Phares (Paris 1994) Photo: Wolfgang Wackernagel

domingo, 31 de diciembre de 2017

¿Por qué necesitamos saber qué hay detrás de la muerte?

Sobre la muerte (2)
Café Filosófico en Vélez-Málaga 9.2
17 de noviembre de 2017, Cafetería Bentomiz, 17:30 horas.


El Café filosófico de noviembre coincidió -sólo un día de retraso- con la celebración del Día mundial de la filosofía, que en Málaga fraguó el I Festival de Filosofía, y en el IES Juan de la Cierva de Vélez-Málaga una jornada reivindicativa: “Filosofía sí”, convocada por la Red Española de Filosofía (REF). No era la primera ocasión en que se abordaba el tema de la muerte en nuestro café filosófico pero, como ya sabíamos, hablar de la muerte es hablar de la vida. Más exactamente: de cómo se vive, según Séneca. De hecho, es lo que sucede con cualquier dualidad: hablar de un extremo supone hablar del otro. Dos caras de la misma moneda. En este caso superamos la dualidad, si notamos que ambas, la vida y la muerte, suponen vivir. Vivir tu vida. Y vivir tu muerte. Una manera humana de vivirla es preguntarnos: ¿Por qué necesitamos saber qué hay detrás de la muerte? Una pregunta muy humana, muy nuestra, que se deshace como un azucarillo si aprendo a vivir bien, sin demasiada angustia vital. Y para esto, una ayuda inestimable es el filosofar. De ahí que muchos clásicos del pensamiento dijeran que filosofar es aprender a morir, dando carpetazo a nuestras creencias erróneas, mientras vivimos. Viviendo. Platón, Cicerón, Michel de Montaigne, Ibn Arabi, Óscar Brenifier... o Séneca, que nos insistía, como decíamos: no importa morir, o si morimos antes o después, sino cómo vivimos, aquello que vivamos. Pero todo esto ya lo sabían nuestros participantes. Sin necesidad de nombrarlos, por entre todos estos grandes de la filosofía navegó nuestro diálogo filosófico de aquella tarde. El velero más certero es siempre la propia experiencia.

jueves, 21 de diciembre de 2017

CAFÉ FILOSÓFICO...

... en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática (Universidad de Málaga)
4 de diciembre de 2017

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Después de señalar cada uno qué es aquello que admiraba más en los demás -sin duda, señalando cualidades (integridad, capacidad colaboradora, confiabilidad, asertividad, autonomía...) que ya estarían en ciernes dentro de ellos mismos, de lo contrario no serían capaces, ni siquiera, de admirarlas-, y de presentar la naturaleza y el carácter y las reglas básicas de un encuentro de esta índole, los participantes decidieron dialogar sobre la Ética de las nuevas tecnologías, y preguntarse sobre la responsabilidad que los nuevos desarrollos -y los también viejos- conllevan. Es posible que en algún caso no se aprecie con la suficiente claridad, pero todos nuestros actos, por ser nuestros, implican responsabilidad nuestra. Cómo mínimo, la dirección que decidimos que adopte una aplicación concreta de una tecnología, o bien, de una investigación científico-tecnológica, que hoy es muy difícil separarlas. Está en juego la vigencia del principio de responsabilidad. ¿En dónde situamos la responsabilidad: en la tecnología misma, o en el uso sociopolítico que hagamos de ella? Si examinamos diferentes casos, como allí se hizo aquella tarde de frío húmeda de invierno, cualquier propuesta de responsabilidad -el hacerse cargo de los efectos indeseados de una determinada aplicación tecnológica-, se vuelve un asunto complicado, la red enmarañada de dilaciones se expande como una plaga. Pero, a la vez, el panorama amanece clarificado: el concepto de responsabilidad se nos muestra corto para tratar con la realidad tecnológica actual, porque nos conduce a una lacerante irresponsabilidad. Se diluye la responsabilidad. Son procesos tan enmarañados y oscuros -entre el diseño y el usuario final, incluida la responsabilidad de este mismo al usarla-, que ya no sabemos a quién exigir mayor compromiso y asunción de las garantías propias de su acción. Y esto es lo realmente peligroso a futuro en un mundo como el de hoy, en el actual camino plagado de riscos y trampas hacia un mundo mejor. Fue por ello que la reunión lúcida de aquel día alumbró un concepto alternativo: en la era de la alta ciencia y tecnología necesitamos la corresponsabilidad de nuestras acciones. De lo contrario, nada habrá que hacer... la locomotora del “progreso” se estrellará sin remisión contra el tope de un final de vía. Una vía muerta.

Para leer más:

-Hans Jonas, El principio de responsabilidad.
-Ulrich Beck, La sociedad del riesgo.



sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Un mundo mejor es posible?

Monográfico Revolución y Utopía: ¿Un mundo mejor es posible?


La pregunta por la posibilidad de un mundo mejor que el vigente es la pregunta utópica por excelencia. Pero también habremos de preguntar a la pregunta: si tiene sentido, si es una pregunta juiciosa, en qué condiciones lo sería. Su origen etimológico delata el doble rostro de este anhelo tan profundamente humano. En cuanto u-topos, anuncia su carácter alejado de la realidad, un no lugar, quizás también cualquier lugar. Ninguno en particular. Posiblemente, ninguno realizable. En cuanto eu-topos, atrae hacia el mejor lugar posible, concita las expectativas de un mundo nuevo y feliz, cuestionando todos los mundos existentes. O alguno en particular. Siempre mejorable. En la medida en que se encamine hacia un ideal nunca alcanzable del todo que, sin embargo, es capaz de servir de medida de la cercanía o la lejanía -respecto a ese ideal- de algún desarrollo cultural particular. De manera que la pregunta utópica es la más humana de las preguntas humanas. Ahí están resumidos los mejores deseos, las esperanzas más hondas y también el mayor reconocimiento de nuestros frecuentes obstáculos y sinsabores actuales.

Publicado en HomoNoSapiens
Monográfico: "Revolución y Utopía"